terrae ha salido este año entre espíritus, fuegos y olas, aunque esta vez el deseo no hubo que pedirlo a la hoguera. El libro que publicamos en enero, recopilatorio de los artículos que nuestros colaboradores escribieron en los primeros dos años de la revista, agotó ya su edición. Está todo el pescado vendido a excepción de un par de ejemplares publicitarios. Con las fuerzas y ánimos que a todos nos ha dado esto, ya hemos empezado a hacer nuevos planes para los próximos dos años.
Mientras tanto, en este número tocamos temas nuevos, como el cruce del urbanismo y el LGTB, tan tristemente en boca de todos estos días. También examinamos la lógica de la política en ciernes de nuevas elecciones. Pero, como no podía ser de otra forma, continuamos con los clásicos viajes: esta vez os recomendamos Irlanda, Cantabria y Roma. Y si no toca moverse este año, no hay problema: tenemos sugerencias para ir al cine. Además, te ayudamos a analizar las narrativas del héroe con algo de análisis literario.
Esperamos que este número siga teniendo la cálida acogida habitual. Nosotros nos vamos a morenear un poco. Nos vemos en septiembre, con más novedades. Feliz verano.